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Residencial Gerardo

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    Causas de la  institucionalización

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    El soporte principal de los seres humanos siempre ha sido la familia. El modelo de familia se  ha modificado, hoy en día todos trabajan o tienen obligaciones, situación que provoca que no se encuentren en condiciones de ofrecer al adulto mayor la atención especial que requieren.  Sobre todo si existe en ellos un creciente deterioro físico y mental, la falta de salud, ruptura de las relaciones familiares, falta de apoyo social, viudez,  soledad, escasez de recursos, etc.

    Cuando precisan del apoyo ajeno, cuando la situación resulta muy difícil de sobrellevar,  es recién en ese momento que la mayoría comienza a pensar en institucionalizar.

    La ancianidad es una etapa de la vida en la que hay que hacer cambios, que no siempre son fáciles de asimilar, sobre todo si la persona que envejece le hace falta la salud.

    Para la familia y  la persona anciana tomar la decisión de institucionalizar, es muy difícil, siendo la residencial  el último recurso viable para estos.

    Las residenciales nos hemos unido para cambiar ese pensamiento y demostrar que no deberíamos ser el último recurso, sino el primero. Dada nuestra experiencia, la mejoría que se ve  cuando  el adulto mayor es institucionalizado, es increíble.

    Tratamos de hacer del residencial una gran familia donde el adulto mayor se sienta contenido, cuidado, respetado  y querido. Tratamos por todos los medios posibles de recuperar sus funciones y su salud. Somos y nos sentimos  su segunda familia.

    Hoy las residenciales de ADERAMA trabajamos en conjunto y con las autoridades MSP y MIDES viendo por el bienestar de nuestros mayores.

     

    Decisión de institucionalizar   

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    La decisión de institucionalizar debe ser en personas que no les falten sus capacidades: Voluntaria, consciente y razonada.

    Esto ayuda a que las personas sientan una mejora en la salud y en el estado de ánimo. Que ellos sientan que la decisión es compartida entre ellos y la familia y que puedan ellos escoger libremente el traslado. Que la persona pueda decidir si recuperarse e irse o elegir quedarse el tiempo que desee.

     

    En personas que les faltan sus capacidades es la familia la que debe decidir, sin sentir culpa, pensando que es lo mejor para ellos, que se les va a brindar toda la atención que requieren. Y que la familia podrá estar presente y ser partícipe de su atención en el momento que lo deseen.

    Pero lo más importante es sentir la tranquilidad que cuando no están presentes su familiar será bien atendido, cuidado, respetado y querido.